



Al Universo, Salud!
Al caer la tarde en Ushuaia, la reunión comienza en el almacén de Ramos Generales. Yo entretanto paso por Dublín, donde sirven chops multicolor.
La historia se puede degustar en diferentes museos, mientras la oferta gastronómica disputa su mejor opción. Centolla a la cabeza, en un clásico como La Cantina de Freddy o a la vanguardia de Tante Nina. Hay placeres de chef en Kaupé, Kalma Restó o Volver. Y hay más. Cuando creí que ya había hecho todo, llegó la hora de encontrar mi propia postal. Sobrevolé ese fin inhóspito, con parada incluida en el valle de alguna cima; en el medio del cielo, con nieve hasta las rodillas y de cara a la nada. Mi funda, era el helicóptero meneándose al viento; mi espejo, tremendas montañas graficándome de qué trata en verdad la inmensidad. Un encuentro conmigo y con el todo. Un fin que también fue comienzo. Al Universo, ¡salud!